COPA DE ITALIA
jueves, 24 de enero de 2008
|COPA DE ITALIA|
Ya con el paso de los años, te empapas de los deportes en las noticias, de los goles de tus ídolos, de las victorias de tu equipo, pero en esos 15 minutos siempre hay un pequeño sitio para los incidentes provocados por los ultras sur, los boixos y de vez en cuando las trifulcas de estos te parecen chiquilladas ante las peleas tramadas por los hooligans ingleses o los tiffossi italianos.
Pues bien, ya llegados a este punto, tanto Jorge Escorial como un servidor tuvimos la ocasión de presenciar un Inter-Juve nada más y nada menos que en el mismo San Siro metidos en el mogollón y corazón de la hinchada juventina.
Pronto te das cuenta de lo especial de la experiencia al preguntar al policía de turno donde puedes coger un autobús para llegar al estadio y el susodicho antes de nada se preocupa por saber de qué escuadra eres y de que no muestres objetos de la misma como banderas, bufandas, etc.
En estas llegas a las inmediaciones del Giussepe Meazza, grandioso, incomparable y buscas tu puerta de entrada y en esto que ves un cartel inmenso, SECTOR VISITANTE, JUVENTUS, y por allí te metes no sin antes pasar las duras y pertinentes medidas de seguridad, DNI, cacheo intensivo, paso por las puertas de seguridad y ya estás ahí, ya has entrado, estás en San Siro, justo detrás de una portería, inconcebible en el fútbol español donde a la afición visitante la mandan al punto más alejado posible.
Próximo objetivo, encontrar un sitio donde poder ver el partido, de pie por supuesto, todo el partido, aguantando estoicamente, llevando en volandas a tu equipo entre cánticos de “Forza Juve”, “neroazurro pezzo di merda”,"Materazzi figlio di putana" y otros muchos más. Ya encontrada la ubicación, a disfrutar y a tener un ojo avizor de que no te caiga ningún escupitajo o botellas de agua de los aficionados del Inter que se encuentran justo encima tuya.
Ya adentrándonos plenamente en lo futbolísico, partido de ida de los cuartos de final de la copa de Italia, Inter de Milán-Juventus de Turín, partido de máxima rivalidad, en el que Mancini sólo se guardo a Ibrahimovic y Ranieri no pudo contar por lesión con Buffon, Camoranesi, Nedved y Salihamidzic.
El primer arreón lo dieron los “bianconeri” ante la necesidad de llevarse este año un titulo a la boca comenzaron con una presión fuerte y agobiante por todo el campo, consecuencia por la cual Del Piero consiguió robar una pelota peligrosa en el medio campo y dirigirse a tumba abierta hacia los designios de Toldo pero cuando ya estaba casi encarando la puerta interista, Burdisso cortaba la jugada y la posibilidad de gol con una entrada criminal, la cual le conllevó la inmediata cartulina roja, el Inter tendría que aguantar todo el partido con 10 ante lo cual Mancini no se amedrentó y siguió con su planteamiento inicial de jugar con 2 puntas.
La primera parte transcurrió normalmente, sólo a reseñar la lesión de Marchionni que supuso la entrada de Trezegol y así dar supuestamente un mayor poder ofensivo a la Vecchia signora que contó con un dominio claro del centro del campo pero que sin embargo no consiguió materializar ese control del balón en ocasiones de gol.
Ya en la reanudación y cuando el Inter estaba sólo con 9 jugadores sobre el tapete debido a la lesión momentánea de Solari, el joven Pele ponía un balón de oro para que Julio Ricardo Cruz adelantase a los suyos en el electrónico. Un minuto después, penalti clamoroso para la Juve por derribo a Iaquinta que sin embargo el arbitro genovés, Farina, no concedió, lo cual hundió la moral de la Juve que veía como estaba perdiendo una ocasión de oro de ganar en el campo de su máximo rival, más aún cuando de nuevo Cruz machacaba las redes de Belardi con un toque suave y certero a centro de César.
Pero, los ánimos de la Juve florecieron, como no, en los últimos minutos y dos goles consecutivos en el minuto 80 y 85 por parte de Alessandro Del Piero y Boumsong llevaron el empate al marcador y la locura a ese fondo en el que nos encontrábamos, la gente saltaba, gritaba, se iba hacia las vallas, por fin podíamos decir que habíamos celebrado un gol como auténticos ultras.
Ya sin más historia y con los dos equipos conformes se llegó al fin del partido, la emoción se había terminado, todavía sentíamos el calor de lo vivido en el cuerpo, sensación la cual pronto se vino abajo ante la perspectiva de que tendríamos que esperar media hora dentro del estadio por motivos de seguridad, el frio se adueño de los pies y la impaciencia ante la posibilidad de perder el tren de vuelta se hizo patente, pero gracias a Dios todo quedó en nada y pudimos volver sanos y salvos comentando viejas historias de fútbol tanto españolas como italianas.
Ya para despedir, sólo nos queda dar las gracias a nuestro amigo Beniamino Fuoco, por darnos la posibilidad de vivir esta magnífica experiencia y por ende, poder trasladárosla con todo lujo de detalles.
Ser un tiffossi en un clásico
La Juventus consiguió remontar en los últimos minutos los 2 goles conseguidos por Cruz
Siempre hay una primera vez, pero no me penséis mal, habló de esa primera vez en la que tu padre te lleva al fútbol, esa en la que preguntas extrañado porque ha pitado ese hombrecillo de negro y tu progenitor, no exento de santa paciencia, te explica esa fantástica historia del fuera de juego.
Tú, todavía alucinado, por todo ese juego de artificios diriges tu mirada detrás de uno de los porterías y ves a un grupo de exaltados siempre de pie animando y cantando como locos al que tu padre califica como violentos y descerebrados y entonces por tu pequeña mente pasa la idea de si algún día podrás ver y sentir el fútbol como ellos.
Tú, todavía alucinado, por todo ese juego de artificios diriges tu mirada detrás de uno de los porterías y ves a un grupo de exaltados siempre de pie animando y cantando como locos al que tu padre califica como violentos y descerebrados y entonces por tu pequeña mente pasa la idea de si algún día podrás ver y sentir el fútbol como ellos.
Ya con el paso de los años, te empapas de los deportes en las noticias, de los goles de tus ídolos, de las victorias de tu equipo, pero en esos 15 minutos siempre hay un pequeño sitio para los incidentes provocados por los ultras sur, los boixos y de vez en cuando las trifulcas de estos te parecen chiquilladas ante las peleas tramadas por los hooligans ingleses o los tiffossi italianos.
Pues bien, ya llegados a este punto, tanto Jorge Escorial como un servidor tuvimos la ocasión de presenciar un Inter-Juve nada más y nada menos que en el mismo San Siro metidos en el mogollón y corazón de la hinchada juventina.
Pronto te das cuenta de lo especial de la experiencia al preguntar al policía de turno donde puedes coger un autobús para llegar al estadio y el susodicho antes de nada se preocupa por saber de qué escuadra eres y de que no muestres objetos de la misma como banderas, bufandas, etc.
En estas llegas a las inmediaciones del Giussepe Meazza, grandioso, incomparable y buscas tu puerta de entrada y en esto que ves un cartel inmenso, SECTOR VISITANTE, JUVENTUS, y por allí te metes no sin antes pasar las duras y pertinentes medidas de seguridad, DNI, cacheo intensivo, paso por las puertas de seguridad y ya estás ahí, ya has entrado, estás en San Siro, justo detrás de una portería, inconcebible en el fútbol español donde a la afición visitante la mandan al punto más alejado posible.
Próximo objetivo, encontrar un sitio donde poder ver el partido, de pie por supuesto, todo el partido, aguantando estoicamente, llevando en volandas a tu equipo entre cánticos de “Forza Juve”, “neroazurro pezzo di merda”,"Materazzi figlio di putana" y otros muchos más. Ya encontrada la ubicación, a disfrutar y a tener un ojo avizor de que no te caiga ningún escupitajo o botellas de agua de los aficionados del Inter que se encuentran justo encima tuya.
Ya adentrándonos plenamente en lo futbolísico, partido de ida de los cuartos de final de la copa de Italia, Inter de Milán-Juventus de Turín, partido de máxima rivalidad, en el que Mancini sólo se guardo a Ibrahimovic y Ranieri no pudo contar por lesión con Buffon, Camoranesi, Nedved y Salihamidzic.
El primer arreón lo dieron los “bianconeri” ante la necesidad de llevarse este año un titulo a la boca comenzaron con una presión fuerte y agobiante por todo el campo, consecuencia por la cual Del Piero consiguió robar una pelota peligrosa en el medio campo y dirigirse a tumba abierta hacia los designios de Toldo pero cuando ya estaba casi encarando la puerta interista, Burdisso cortaba la jugada y la posibilidad de gol con una entrada criminal, la cual le conllevó la inmediata cartulina roja, el Inter tendría que aguantar todo el partido con 10 ante lo cual Mancini no se amedrentó y siguió con su planteamiento inicial de jugar con 2 puntas.
La primera parte transcurrió normalmente, sólo a reseñar la lesión de Marchionni que supuso la entrada de Trezegol y así dar supuestamente un mayor poder ofensivo a la Vecchia signora que contó con un dominio claro del centro del campo pero que sin embargo no consiguió materializar ese control del balón en ocasiones de gol.
Ya en la reanudación y cuando el Inter estaba sólo con 9 jugadores sobre el tapete debido a la lesión momentánea de Solari, el joven Pele ponía un balón de oro para que Julio Ricardo Cruz adelantase a los suyos en el electrónico. Un minuto después, penalti clamoroso para la Juve por derribo a Iaquinta que sin embargo el arbitro genovés, Farina, no concedió, lo cual hundió la moral de la Juve que veía como estaba perdiendo una ocasión de oro de ganar en el campo de su máximo rival, más aún cuando de nuevo Cruz machacaba las redes de Belardi con un toque suave y certero a centro de César.
Pero, los ánimos de la Juve florecieron, como no, en los últimos minutos y dos goles consecutivos en el minuto 80 y 85 por parte de Alessandro Del Piero y Boumsong llevaron el empate al marcador y la locura a ese fondo en el que nos encontrábamos, la gente saltaba, gritaba, se iba hacia las vallas, por fin podíamos decir que habíamos celebrado un gol como auténticos ultras.
Ya sin más historia y con los dos equipos conformes se llegó al fin del partido, la emoción se había terminado, todavía sentíamos el calor de lo vivido en el cuerpo, sensación la cual pronto se vino abajo ante la perspectiva de que tendríamos que esperar media hora dentro del estadio por motivos de seguridad, el frio se adueño de los pies y la impaciencia ante la posibilidad de perder el tren de vuelta se hizo patente, pero gracias a Dios todo quedó en nada y pudimos volver sanos y salvos comentando viejas historias de fútbol tanto españolas como italianas.
Ya para despedir, sólo nos queda dar las gracias a nuestro amigo Beniamino Fuoco, por darnos la posibilidad de vivir esta magnífica experiencia y por ende, poder trasladárosla con todo lujo de detalles.
Miguel Senovilla González/Torino